La harina es un ingrediente básico en la gastronomía, sobre todo en la preparación de productos relacionados con la panadería, la repostería y la pastelería en general.
Algo que no se debe dejar pasar por alto y que es una “regla de oro” en cualquier cocina es que a la hora de elaborar cualquier tipo de producto es imprescindible contar con ingredientes de primera calidad y entre estos se encuentra la harina de trigo.

La harina de trigo forma parte tanto de nuestra repostería tradicional como de la moderna o contemporánea. Es esta la que más se produce entre todas las harinas del mercado y sin dudas un buen panadero o pastelero sabe que no cualquier harina de trigo vale para un producto final de excelencia.

La harina de trigo es el resultado de moler el grano del trigo solo o bien mezclándolo con el trigo duro. Las características de la harina de trigo pueden ser muy diferentes dependiendo del tipo de grano que se utilice (duro o blando), o del tipo de molturación que se realice, es decir, el modo con el que se destruye el grano.
Rico en hidratos de carbono, el trigo también contiene en menor medida proteínas, grasas, minerales y una considerable aportación de vitaminas, concretamente la A, la B-3 y la B-9.
La escasa aportación de agua del grano de trigo hace que se convierta en un ingrediente que tenga un alto nivel de conservación con respecto a otros alimentos.

Algunas ventajas de la harina de trigo:

– Se digieren fácilmente.

La harina blanca, por haber sido tamizada y desproveída del salvado y el germen, se vuelve mucho más fácil de procesar en el sistema digestivo.

– Es económica

No solo su valor está bastante acomodado a cualquier bolsillo, sino que forma parte de la canasta básica.

– Se consiguen productos horneados livianos

Si horneas con harina blanca y con integral, la diferencia de consistencia puede ser importante. Mientras que la última se siente pesada y un poco más grumosa, la blanca se puede hacer todo lo porosa que quieras.

– Muy buen espesante

Para espesar una crema o una salsa madre, la harina blanca debe ser tu primera opción. Su textura es homogénea, al igual que su color. La harina integral también espesa, pero su aspecto siempre tiene residuos sólidos (y bastante visibles) de salvado y germen del grano original.

En la actualidad son muchos los productos que poseen entre sus ingredientes la harina de trigo. Algunos de estos forman parte de la dieta diaria como el pan o las pastas.

Para que una dieta sea considerada saludable, debe contener alimentos variados y entre estos no pueden faltar aquellos que aportan hidratos de carbono, como los producidos en base a harina de trigo.

La harina de trigo consumida moderadamente es un alimento recomendable para aquellas personas que tengan ácido úrico elevado, ayudando por ejemplo a evitar ataques de gota. Beneficia al sistema circulatorio y al corazón, por lo que su consumo es muy recomendable para aquellos que tienen altos niveles de colesterol.